Entrevista al famoso escritor mexicano que preside el Fondo de Cultura Económica
Paco Ignacio Taibo:
"Me preocupa mucho el fascismo en la Argentina"
Es uno de los fundadores
del Movimiento de Regeneración Nacional, la fuerza que llevó al gobierno a
Andrés Manuel López Obrador y a Claudia Sheinbaum. De visita a la Argentina,
habla de todo. También de la Argentina.
13 de octubre de 2024 -
18:02
·
. Imagen: Archivo
Está cerca de los tres
atados diarios y se define como un catador de Coca-Cola capaz de descubrir el
año y el sitio de fabricación sin ver la botella. Afirma ser el último escritor
de México monógamo y abstemio. Paco Ignacio Taibo II, nacido en 1949 y llamado
asà porque su padre tenÃa el mismo nombre y no quiso ponerle Junior, es
presidente de una gran editorial, el Fondo de Cultura Económica, primero por
designación de Andrés Manuel López Obrador y luego de Claudia Sheinbaum, que
asumió el 1° de octubre. Acaba de estar en la Argentina, invitado por la
Asociación de Trabajadores del Estado y la Central de Trabajadores Argentinos.
El 8 de octubre, aniversario de la captura de Ernesto Guevara en 1967,
participó de un homenaje y aprovechó unos dÃas para recorrer, para mirar y para
preguntar. Entre otras cosas, para preguntar por Javier Milei.
--Uno está en la vida para
aprender, no para enseñar. --dice Paco mientras fuma en una de las oficinas del
Fondo de Cultura en Palermo--. Por ejemplo, ahora en la Argentina quiero que me
cuenten cómo un paÃs de gente inteligente vota como si fueran boludos. Es un
desconcierto que tengo que resolver. A ver si todavÃa el Estado que avanza es
el del autoritarismo, el poder y la represión. A ver si esa enfermedad ya está
en toda América…
--Y yo quiero que cuentes
por qué al Morena le fue bien en México. El historiador Ariel RodrÃguez Kuri me
dijo que las mañaneras fueron una gran clave del éxito de Andrés Manuel López
Obrador.
--Es que todas las mañanas
en esas conferencias de prensa les respondÃa a los crÃticos, confrontándolos, y
le hablaba a la gente. Creó un sistema de comunicación popular para las
mayorÃas que Claudia continuará. Si lo piensas en frÃo, te preguntas cómo
demonios ganamos unas elecciones con más del 60 por ciento de los votos
teniendo la televisión en contra, la radio en contra y los periódicos en
contra. Y la respuesta es que encontramos caminos de comunicación con ángel. No
sólo electorales. Se construyeron a lo largo de los seis años de gobierno de
Andrés Manuel.
--Y aumentó el salario
mÃnimo en términos reales. ¿Cuánto pesó en las últimas elecciones?
--Mmm, evidentemente, éste
es un factor. El triunfo espectacular de la izquierda de México no hubiera dado
el resultado que obtuvo si no fuera por la redistribución del gasto público,
volcado hacia polÃticas sociales para los sectores más desfavorecidos de la
población. El orgullo social se cruza con el orgullo nacional. Les das ayuda a
los adolescentes para que puedan seguir estudiando y no tengan que abandonar
por razones económicas, por ejemplo. Una gran inversión de Andrés Manuel. Y el
aumento del salario mÃnimo que mencionas sirvió en sà mismo y también para
presionar al resto de los salarios hacia arriba. Un milagro mexicano. Uno dirÃa
que no hay gestión de poder sin desgaste, pero no hubo desgaste con Andrés
Manuel. Otra clave es la creación de una conciencia nacional a través del
debate histórico. Yo vengo de la generación del ’68, que fue la que recuperó
cantar el himno nacional frente a la entrada de los tanques en la universidad.
Antes el himno era propiedad del aparato del Estado.
--Paco, algo que ver con la
historia tenés. Escribiste una enorme biografÃa de Pancho Villa.
--Y una historia del
liberalismo en México que se volvió best seller. Tres tomos, cien mil
ejemplares vendidos. Hemos sido muchos los que
dimos la batalla por la historia. Funcionó notablemente creando esta idea de
pertenencia. Hay un factor difÃcil de medir que tiene que ver con el orgullo
nacional. Es curioso que una generación de internacionalistas como la mÃa haya
asumido sin conflicto la dualidad de ser internacionalistas de corazón y de
pensamiento, pero nacionalistas en la defensa del territorio y de la patria.
Patria se volvió una palabra conservadora en España, por ejemplo. Franquista.
Pero en América latina el concepto de patria es muy bolivariano y muy
guevarista. Lo mismo que patria grande.
--¿Qué hacÃas en el ’68,
cuando las rebeliones terminaron en la masacre de Tlatelolco?
--Estudiaba SociologÃa y
participé del comité de huelga. Pero no estás hablando sólo de una universidad.
No estás hablando de la Sorbona en Francia o o las universidades californianas
o de la costa este norteamericana. Hablamos de un fenómeno de todo México con
escuelas ocupadas y asambleas, discusiones, debates, centros de investigación,
comedores comunitarios, financiamiento del movimiento por la colecta popular,
movimiento callejero continuo y brigadas. Todo de forma muy democrática. El
consejo nacional de huelga estaba construido por representantes de cada escuela
con posibilidad de ser removidos por la asamblea. Entonces el Gobierno decide
un baño de sangre contra una multitud desarmada para acabar con ese movimiento.
Fue un momento de ruptura para estos sectores de clases medias y clases medias
populares.
--¿López Obrador, que nació
en 1953 y era un adolescente en 1968, está influido por esa generación? ¿Y
Sheinbaum, que tenÃa seis años?
--López Obrador recibió esa
influencia. Y Claudia era una niña pero iba a la cárcel a visitar a su madre.
--¿Cómo es la dinámica
polÃtica que afrontará ella como presidenta?
--La que ya existe. La
dinámica es popular de abajo hacia arriba, desde lo barrial y campesino. En
zonas petroleras donde el sindicato estaba contra Andrés Manuel y era
conservador, Claudia ganó por el 70 por ciento de los votos. Muchas veces la
gente prefiere actuar en lo social por la vÃa del ayuntamiento, donde hay mayor
libertad de acción que enfrentarse a la burocracia sindical. Por eso los
resultados electorales en Tampico, Ciudad Madero, Veracruz y Tamaulipas. Hay
una ley social: tú empujas por donde la pared es más débil. Y la pared tan
débil que encontró Andrés Manuel es la irritación ante el fraude. Encontró allÃ
la revolución pacÃfica. Y prosperó. Entendió que a nosotros nos habÃan educado
los tres fraudes electorales que sufrimos. Uno de los gritos más potentes en la
última campaña era “SÃ, se puede”. Parece un grito absurdo. Pero es que se
pudo. Crecà en un paÃs donde la cámara de diputados tenÃa sólo un diputado
disidente. Uno. Le habÃan regalado la banca para decir que habÃa oposición.
--¿Por qué Andrés Manuel
suele reivindicar al presidente Lázaro Cárdenas?
--En la primera campaña
electoral con Cárdenas al frente se conjugan fuerzas imposibles de conjugar en
términos normales. Nacionalistas. La izquierda tradicional. La izquierda
popular maoÃsta. La trotskista. La leninista. Movimientos sociales como el urbano
popular. En su primera campaña ganó y reaccionaron contra él con un fraude
espantoso. El fraude te educa porque debes ser tenaz a lo largo de muchos años
y crear una fuerza social tan grande unitaria para que ya no se pueda discutir
el resultado electoral. En México el neoliberalismo era una mierda doble. Por
neoliberal y por corrupto.
--¿Hubo escándalos de
corrupción con López Obrador?
--Los casos de corrupción
son inevitables. Pero él no los perdonó ni los ocultó debajo de la alfombra.
Sacó la cuchilla y cortó. En el pueblo donde yo vivo, que es el Fondo de
Cultura Económica, se habla de humildad republicana. El término es de Andrés
Manuel, no mÃo. No puede haber funcionarios ricos y con privilegios en un paÃs
pobre. No puede haber tarjetas de representación en manos de funcionarios
medios. No puedes pagarte tus comidas con dinero del Estado. Humildad
republicana, y franciscana. De paso, qué buen discurso se echó Francisco sobre
la lectura. Es un buen aliado el Papa. Hasta para un ateo como yo.
--¿Qué es lo que más te gusta de dirigir el Fondo de Cultura Económica, Paco?
--El Fondo antes tenÃa un
tufo aristocratizante. HabÃa encontrado un nicho para proveer lectura a la
educación media y superior en todo el mundo hispanoparlante, pero no tenÃa ni
una sola colección popular. HabÃa temas vedados y habÃa enjuagues por todos
lados. Yo te doy un una beca a ti y tú me das una beca a mÃ. Te compro mil
ejemplares y tú me compras otros mil. Y todos a la bodega. Fue muy divertido
sacudir la mata y bajar el precio de los libros. Ya cuestan un 40 por ciento
menos que cuando arrancamos. En algunas colecciones llegamos a libros de un
dólar. Creamos redes de distribución alternativa para llegar hasta el último
poblado donde Cristo perdió el poncho y no se lo devolvieron. Participamos en
140 ferias del libro al año en lugares insólitos donde no hay ni una librerÃa
ni una papelerÃa. Ya tenemos 20 mil clubes de lectura. Le dimos un baño de
democracia popular al Fondo. Les dije desde el primer dÃa que era bolivariano y
guevarista, y al que no le guste lo lamento.
--¿No consideraste que el
libro era anacrónico?
--Para nada. Anacrónicos
son los que no leen. Les damos a los clubes una breve formación por internet de
tres sesiones y luego les mandamos 35 libros para que arranquen. Partimos del
supuesto de que cualquier ciudadano, discutiendo, se vuelve más inteligente.
--¿De dónde viene tu
inteligencia?
--Vengo de de casi 70 años
de mi vida leyendo y a ratos hasta parezco más inteligente de lo que soy. Pero
es solo la apariencia.
--¿Y podés escribir como
antes?
--Mantengo mi promedio de
un libro al año. En el último hago un repaso personal de 50 años. Es muy
divertido y muy sano ser de izquierda. Quiero dedicarle más tiempo a que la
gente lea más. Es un antÃdoto, sin duda.
--¿Qué leÃas hace 60 o casi
70 años?
--Emilio Salgari. Alejandro
Dumas. Julio Verne. Luego las novelas de acción. Luego las policiales. Me pasé
cinco años leyendo una novela negra a la semana para dirigir una colección.
Después el comic. Después la novela gráfica. Y soy un lector sistemático de
poesÃa. Tengo un libro entre el baño y mi cama, de tal manera que cuando vas
medio dormido el baño, tiras la mano y tomas el libro de poesÃa. Aprendà a mear
sentado, cosa muy sabia que las mujeres practican desde tiempos inmemoriales.
También soy un lector de historia. Siempre a partir de curiosidades me surge una
curiosidad y la percibo. Aprendà de Salgari. Él nunca habÃa estado en Borneo ni
existÃa entonces History Channel, pero sabÃa contar qué pasaba en la selva
basado en malas enciclopedias que habÃa leÃdo.
--¿En qué te inspiraste
para la gestión en el FCE?
--En todas las experiencias
populares, como la Quimantú chilena de la época de Salvador Allende. En las
experiencias argentinas. En el auge argentino de los años ’60 y ’70, que en
parte venÃa de los editores llegados huyendo del franquismo. Y si reviso mis
bibliotecas y mis libros, soy muy argentino. Y muy argentinófilo. Por eso me
preocupa mucho el fascismo en la Argentina. Me inspiro en la tradición de los
normalistas mexicanos también, claro. La idea era que el maestro normalista
volviera a a la comunidad de la que habÃa salido. Una de mis tareas fue visitar
las normales de todo el paÃs.
--Si uno habla de
normalistas recuerda hoy a los asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa. Ya
pasaron diez años.
--Es de la sociedad toda
esa herida que no cierra. Permanece abierta. Es ley de vida. Y dado que el
informe final fue invadido por tantas cortinas de humo sucesivas, cuesta mucho
trabajo saber lo que realmente pasó. Creo que es tarea pendiente para el
gobierno de Claudia cerrar la investigación.
--¿Y lo puede hacer con las
presiones del Ejército?
--El Ejército no es un ente
homogéneo. Esa idea de que el Ejército es homogéneo es franquista. En los
cuarteles y los campos militares se habÃa votado a favor de Cárdenas. Una cosa
es el que está comprometido con los traficantes de una cierta región. Y otra
cosa es el capitán al que lo mandaron a una guerra absurda y al que ahora, por
fin, lo ponen a construir carreteras. Supongo que es feliz por primera vez en
mucho tiempo. Entonces debes tener una percepción del ejército como varias
cosas a la vez. Mira, sobre éste y sobre cualquier tema confrontemos las
experiencias variadas que hemos tenido, pero la primera gran reflexión es que
no le dejes la crÃtica a la derecha, porque la derecha hará una crÃtica
absurda, irracional, visceral. Critica desde la izquierda. Si la izquierda no
es capaz de generar un proceso crÃtico, autocrÃtico, dentro de sà misma, va a
tener que estarse defendiendo. Por ejemplo tomemos la reforma administrativa.
Del dicho al hecho no tiene que haber un trecho. La viuda que llega a conseguir
un certificado de defunción de su marido debe tenerlo en 30 minutos cuando
mucho, y pidiéndole perdón por haber tardado 27 minutos más de lo necesario.
Tenemos que convertir el aparato del Estado en una expresión directa de la
voluntad del Estado de servir. Y en la medida en que le dejemos a la derecha la
crÃtica al aparato del Estado, le regalamos el botÃn.
--Paco, ¿dudaste en seguir
al frente del Fondo cuando asumió Claudia Sheinbaum?
--SÃ. Cinco minutos.
Carajo, tengo mi vida resuelta. No quiero ganar dinero, no quiero ser
funcionario, no quiero hacer carrera pública. Entonces, ¿qué coño hago aquÃ?
¿Qué hago en lugar de retirarme a mi casa a escribir un libro que hace años
quiero escribir? Eso me pregunté. Pero me quedé. Se podÃa seguir profundizando
y avanzando. Yo creo que podemos llegar al año que viene a un proyecto
latinoamericano del Fondo con una colección que regalemos a dos millones de
jóvenes en toda América latina. Nos podemos asociar con gobiernos, con secretarÃas
de cultura, con movimientos sociales… Tengo que discutir derechos de autor con
las transnacionales, pero el Fondo también es una empresa internacional. La
única de izquierda en todo el planeta. Lo que pasa es que no operamos con la
ley de la máxima ganancia sino con la ley del máximo servicio. Usamos papel
canadiense. En eso aprovechamos el área de libre comercio. Algunos dicen que mi
estilo es raro. Tengo una oficina en un edificio de siete pisos con jardÃn de
piedra y un cuadro de Diego Rivera en mi despacho. Debe costar varios millones.
El cuadro es malo, pero el presidente no me permitió venderlo. Yo igual
despacho en todos lados. En librerÃas, por ejemplo.
--El bar de esta esquina se
llama Mezcal. PodrÃas trabajar allÃ.
--No, porque soy el último
escritor mexicano monógamo y abstemio. El alcohol no me gusta.
--Dijiste que eras
guevarista. ¿Qué es el guevarismo en la gestión? ¿De cuál Che Guevara hablás?
¿El de Sierra Maestra? ¿El ministro de Industria de Fidel?
--El ministro. Su concepto
de dirección móvil. La promoción de chavales. Era muy peculiar. El estilo Che
me cautivó. Mira que hay que tener huevos para nombrar a 150 guajiros
analfabetos como directores de fábrica. Y luego, al dÃa siguiente de haberlos
nombrado, estar haciéndoles el seguimiento de las tareas y de los compromisos,
includo el compromiso de terminar la escuela primaria.
Fuente: Página/12
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