Zonceras económicas que se repiten del pasado
Una burguesÃa boba y
cómplice
El apoyo empresarial a
polÃticas destructivas pone en riesgo la economÃa, revelando la incapacidad de
la clase más pudiente de liderar un verdadero desarrollo nacional.
Por Andrés Asiain y
Rodrigo López
18 de agosto de 2024 -
00:01
·
·
Arturo Jauretche, vigente
para entender las dinámicas del poder en Argentina
En su libro "El medio
pelo de la sociedad argentina", Arturo Jauretche decÃa que nuestra
burguesÃa nunca se habÃa puesto los pantalones largos, porque, a diferencia de
la yanqui -que se la jugó en los campos de batalla contra el sur algodonero-,
en nuestro paÃs nunca se puso al frente para liderar. En los momentos cruciales
siempre prefirió seguir a la saga de la oligarquÃa. Durante el conflicto por la
125, se le presentó la solución ricardiana para reducir el costo salarial, pero
prefirieron el silencio cómplice y pagarlo más caro con tal de no interrumpir
la avanzada de la Mesa de enlace contra el peronismo industrialista. Esa es,
según Don Arturo, la madre de todas las zonceras: el antiperonismo.
Promediando el primer
cuarto del siglo XXI otra vez eligieron ser observadores perjudicados de la
realidad. Al inicio del gobierno de Milei, un exultante Paolo Rocca,
que habÃa financiado su campaña, propuso “resetear la economÃa argentina”,
recurso limitado de los legos, aunque advirtió la “destrucción de la actividad”.
Este apagón provocó que su sector, la siderurgia, tuviera en el primer semestre
una caÃda del 34,6 por ciento contra igual de 2023. Ante los accionistas Paolo
el metalero tuvo que poner la cara de su apellido y decirles “fuimos demasiado
optimistas”. Como Fátima, el romance duró un semestre.
Milei, en otra muestra más de los daños que puede hacer un manual de economÃa neoclásica en las manos de un zonzo, dijo que la destrucción de capital era positiva. No por la destrucción creadora shumpetereana, si tanto le gustan los austrÃacos, sino por la zoncera neoclásica de decir que si hay poco de algo eso vale más, violentando la definición de capitalismo, que es la acumulación de capital. Los empresarios aplaudieron cuando les dijo que iban a perder capital.
Ahora, una empresa
cordobesa del Grupo Roggio no pudo pagar los intereses a sus acreedores, por el
freno de la obra pública. Las grandes alimenticias tuvieron que mostrar
balances en rojo. Durante el primer semestre, Pérez Companc vendió 8,1 por
ciento menos que el año anterior. Arcor -4,2 por ciento. A Milei no se le ha
escuchado la palabra “industria”. No la puede pronunciar. La detesta. Una de
sus caras de loco más logradas fue cuando dijo que las empresas deberÃan
quebrar.
Paolo, como Juan
Carlos Pelotudo de Diego Capusotto, dijo: “Es imposible” competir con
China. Después de reivindicar las polÃticas proteccionistas de Estados Unidos,
Europa y Japón (al que el euroviejo pone en occidente) se quejó del estatismo en
Argentina y el autoritarismo en China. No se lo vio preocupado por la falta de
democracia en nuestro paÃs durante la última dictadura, cuando su grupo se
expandió mientras en sus empresas hubo detenidos/desaparecidos. Ahora diputados
del gobierno que financió buscan sacar de la cárcel a los genocidas y el
presidente cerró el organismo que buscaba a los nietos. Los cómplices
civiles siguen pidiendo menos estado y quita de impuestos. Quieren como
decÃa Don Arturo, la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos. Ellos
“nunca la ponen”.
Fuente: Página/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario