Milei, la Escuela AustrÃaca y sus alucinaciones
5 de agosto de 2025 - 00:01
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. Imagen: Leandro Teysseire
El presidente argentno es un fervoroso creyente en las teorÃas desarrolladas por los economistas de la Escuela AustrÃaca y su remate más radical e intransigente: el anarco capitalismo de Murray Rothbard que no conforme con someter toda la vida social a la magia de los mercados llega al extremo de proponer la lisa y llana abolición del estado. Eso es lo que Milei, auto confesado “topo”, pretende hacer destruyéndolo desde adentro, cosa que en cierta medida ya está logrando, para desgracia de quienes (sobre)vivimos en este paÃs.
En anteriores trabajos he
demostrado la insanable debilidad teórica de ambas corrientes de pensamiento y
su total incomprensión del funcionamiento real de una economÃa capitalista. Sus
teorÃas no se remiten a las realidades de su tiempo sino que son ocurrencias y
especulaciones que nada tienen que ver con el capitalismo realmente existente.
En el caso argentino este desvarÃo se complica por el esoterismo y las
fabulaciones a las cuales es tan afecto el presidente (¡la Argentina como una
potencia mundial!, por ejemplo) y su notable desprecio por los datos concretos
que lo llevan a utilizar un número mágico, 17.000, casi para cualquier cosa.
La miseria teórica de la
Escuela AustrÃaca y su vástago neoyorquino, Rothbard, salta a la vista ni bien
se contrastan sus elucubraciones con la economÃa austrÃaca “realmente
existente”. Para los apóstoles de la absoluta primacÃa de los mercados debe
resultarles un dato indigesto el hecho de que en Austria el gasto público en
relación al PIB haya fluctuado entre el 48.5 % en 2019, llegando al 59.4 %
durante la pandemia del 2020 y estabilizándose en el 2024 en torno al 56 %. (https://datosmacro.expansion.com/paises/austria)
¿Qué tiene esto que ver con la desaforada prédica de Milei y sus prosélitos?
Nada. Lo de ellos es pura borrachera ideológica. La deuda pública alcanzó el
año pasado en Austria al 81,8 % del PIB y el déficit fiscal, anatema para
nuestro gobierno, se empinó en ese mismo año hasta un 4.7 % del PIB. Son
totalmente ajenos a las autoridades austrÃacas los delirios del equipo
gobernante argentino y su culto supersticioso al “equilibrio fiscal”. Casi
ningún gobierno en el mundo cree en esa tonterÃa pues la gran mayorÃa de los
gobiernos tienen sus cuentas en rojo.
Dado lo anterior nadie
deberÃa sorprenderse del elevado nivel de intervencionismo estatal que
prevalece en Austria. Lejos de los prejuicios, los insultos y el culto a la
crueldad que practica el gobierno de Milei en aquel paÃs centroeuropeo la
mayorÃa de los residentes de Viena, un 60 % aproximadamente, reside en
viviendas públicas y los alquileres, tanto los de ellos como los de quienes
habitan en viviendas municipales se encuentran sometidos a una estricta
regulación estatal que hace que los alquileres se fijen muy por debajo del
precio del mercado. Las viviendas construidas antes del año 1945 también están
sometidas a una estricta regulación. Una práctica semejante -llamada el rent
stabilization- existe también en New York, algo que los economistas
libertarios parecen desconocer por completo. En la big apple aproximadamente
un 45 por ciento de los alquileres se encuentran regulados por las autoridades
municipales.
A diferencia de lo que hace
el gobierno argentino que se incumple con la obligación constitucional de
financiar al hospital público -caso Garrahan y tantos otros- asà como a las
agencias especializadas en el área de salud, en Austria las instituciones
estatales garantizan una cobertura gratuita y universal para todos sus
habitantes, incluyendo a los extranjeros legalmente establecidos en el paÃs. El
sistema se financia mediante un aporte equivalentes al 7.5 % del salario bruto
y pagado por partes iguales entre los trabajadores y los empleadores.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) Austria se encuentra entre los diez mejores paÃses en lo tocante a la atención médica de su población. Y lo mismo ocurre con la educación: pública y gratuita desde el jardÃn de infantes; obligatoria, pública y gratuita en la primaria y la secundaria, y pública y gratuita en el nivel universitario. Una rigurosa regulación del mercado de trabajo, con un claro sesgo pro-labor garantiza un nivel de igualdad económica superior al de otros paÃses desarrollados. El coeficiente Gini que mide la desigualdad económica (cuanto más grande su valor mayor es la desigualdad) es uno de los más bajos de los paÃses desarrollados: 28.1 contra 41.8 de Estados Unidos, el paÃs modelo para Milei y sus secuaces.
(https://datosmacro.expansion.com/demografia/indice-gini )
Para concluir, la gestión
estatal ha logrado atenuar las desigualdades socioeconómicas que el capitalismo
reproduce y acrecienta incesantemente. Esto fue posible gracias a que ningún
gobierno de los más distintos signos polÃticos -conservadores, democristianos,
socialdemócratas, liberales, coaliciones varias-que tuvo Austria desde la posguerra
se le ocurrió hacer de la motosierra el sÃmbolo de su gestión. Esos mayúsculos
desatinos como los que incurre nuestro gobierno son impensables en otras
latitudes.
Fueron las activas
polÃticas gubernamentales las que hicieron de Austria un paÃs más igualitario y
solidario que la Argentina, impidiendo que los mercados arrasen con los
derechos inherentes a la ciudadanÃa -a la salud, la educación, la previsión
social, etcétera- y empobrezcan a sectores crecientes de la población,
sacrificados en el altar de las ganancias empresariales. Es decir, la Escuela
AustrÃaca (ya una pieza de museo) y sus cultores han demostrado, al igual que
los libertarios argentinos, que no tienen la menor idea de como funciona la
economÃa de sus respectivos paÃses y que son tan sólo una esotérica secta
fundamentalista hábilmente manipulada por una voraz clase empresaria que se
aprovecha de ella para embolsar fabulosas ganancias y vender el paÃs al mejor
postor.
Fuente: Página/12
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