Libertarismo autoritario: represión, mentira y miedo
29 de octubre de 2024 -
09:00
·
El experimento “libertario”
en nuestro paÃs está imponiendo un modelo de acumulación económica y
polÃtica que requiere de represión, silenciamiento y autoritarismo. Y bajo
el falso eslogan de “viva la libertad ¡carajo!” se perpetra un doble saqueo:
de lo público como lugar colectivo y de los bienes públicos para convertirlos
en objeto de la apropiación privada en aras de la codicia. En ese contexto
los predicadores de “la libertad” no tienen reserva alguna para utilizar la
fuerza fÃsica o el autoritarismo reglamentario para imponer sus medidas y, de
esta manera, lograr sus propósitos y acallar voces.
Queda de manifiesto en
múltiples hechos: los vetos, la represión a los jubilados, el desconocimiento
de la demanda de la universidad pública. Y hay mucho más.
Frente a esto gran parte de
las estructuras polÃticas se muestran incapaces de dar respuestas creativas:
Otros, en cambio, decidieron jugar el rol de mafias destinadas a amparar
intereses particulares, basadas en la corrupción y en la impunidad apalancada
también en un aparato judicial… que no es lo mismo que la Justicia…. cooptado
por el sistema.
La consecuencia es el
atropello de los derechos conquistados con mucha lucha por la mayorÃa de la
sociedad. Por lo tanto, no es “la libertad ¡carajo!”… es la represión
en sus diversas formas. FÃsica, patoteril, discursiva, simbólica. También
de la mentira sistemática como arma polÃtica. Irresponsablemente se está
alimentado la violencia que puede derivar en un triste espiral fuera de
control.
Una pregunta es si entramos
en un tiempo de “libertarismo autoritario” que busca por todos los
medios doblegar las resistencias, criminalizar la protesta y a quienes la
protagonizan. Para agudizar las desigualdades se necesita ejercer la violencia
de todo tipo mediante la cancelación de las reivindicaciones democráticas o el
silenciamiento de voces diversas, alternativas u opositoras. Lo hemos dicho
muchas veces: no hay ajuste sin represión.
En el terreno de la
comunicación se pretende avanzar en la llamada “batalla cultural” que
implica la sumisión del adversario convertido en enemigo, mediante la
humillación, la estigmatización y, cuando ello no resulta posible, directamente
con el silenciamiento de medios y posibilidades.
Lo que llamamos “posverdad”
no es otra cosa que manipulación, el uso de supuestas verdades paralelas, de
hechos que se presentan como alternativos, o directamente de construcciones
absolutamente carentes de relación con lo que sucede en el escenario de lo
real. Lisa y llanamente: mentiras. DecÃa Rabindranath
Tagore que “el vestido de los hechos aprieta demasiado a la verdad.
¡Cuánto más holgada está (es porque está) vestida de ficciones!”.
Detrás de las noticias
falsas hay una estrategia polÃtica y comunicacional que instala un sistema que
incluye el uso combinado de todos los medios y recursos de la comunicación para
producir nuevos sentidos, para modificar sentidos en lo polÃtico, en lo
cultural, en lo social y lo polÃtico, y de esta manera, incidir en la forma que
tenemos de comprender el mundo en que vivimos y, en consecuencia, para
condicionar la manera como tomamos las decisiones.
Las noticias falsas
encierran, en tanto estrategia, una forma de fraude democrático porque impide
la toma de decisiones informadas por parte de la ciudadanÃa.
Como parte de la estrategia
cultural-comunicacional, hay también un intento de instalación del
miedo, ya sea por la represión directa, la censura o la estigmatización que
pretende cancelar.
Sobre esta cuestión Zygmunt
Bauman (2017) sostuvo que “el miedo constituye, posiblemente, el más
siniestro de los demonios que anidan en las sociedades de nuestro tiempo. Pero
son la inseguridad del presente y la incertidumbre sobre el futuro las que
incuban y crÃan nuestros temores más impotentes e insoportables”
Y agrega Bauman que “la
inseguridad y la incertidumbre nacen, a su vez, de la sensación de impotencia; parece
que hemos dejado de tener el control como individuos, como grupos y como
colectivo. Para empeorar aún más la situación, carecemos de las herramientas
que puedan elevar la polÃtica hasta el lugar en la que ya se ha instalado el
poder, algo que nos permitirÃa reconquistar y recobrar el control de las
fuerzas que conforman nuestra condición compartida, y definir, asà nuestro
abanico de posibilidades y los lÃmites de nuestra libertad de elección, un
control que, en el momento presente, se nos ha escapado (o nos ha sido
arrebatado) de las manos. El demonio del miedo no será exorcizado hasta que
encontremos (o para ser exacto, hasta que construyamos) tales herramientas”.
Autoritarismo, mentira y
medio: en esto consiste la gravedad de lo que está
sucediendo. Pero nada cambiará si la oposición polÃtica sigue mostrándose
incapaz de “encontrar las herramientas”, es decir, de imaginar respuestas
propositivas para marcar el camino de salida. No alcanza con la denuncia y la
protesta, aunque sean valiosas. Para darle entidad polÃtica y aglutinar
fuerzas para el cambio, es necesario construir escenarios de futuro, que
inviten a volver a creer después de la frustración y la derrota.
wuranga@pagina12.com.ar
Fuente: Página/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario