Las palabras importan
3 de mayo de 2025 - 17:11
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. Imagen: Prensa
Esta gente extraña que hace
que gobierna la Argentina mientras se la regala a Trump, ya inició la segunda
campaña del desierto habitado. Están desalojando violentamente a comunidades
mapuches y kollas, en la Patagonia y Jujuy por ejemplo, en esta nueva
clandestinidad de lo que no se nombra. ¿A quién les van a importar los indios
ahora, que en la televisión pública un nabo con guita te instruye para hacer
carry trade?
Pero lejos, sin noteros ni
imágenes para redes, también transcurre otra tragedia “inevitable” para el
verdadero proyecto de colonización: dejarnos hechos un mapa sin argentinos que
estorben a los héroes inversores.
Los gobernadores que
mandaron a sus legisladores a votar la Ley Bases y el RIGI despejan sus
territorios, tal como anunció Demian Reidel. Yo creo que a esto se referÃa. Y
no es solo LLA. Al fascismo sumale radicales con peluca, macristas off shore y
caldito concentrado de miseria peronista en Scioli, Kueider y esos. Todos
piensan que pueden “suprimir” a los pueblos originarios con operaciones como en
la Patagonia, donde denunciaron a los mapuches por los incendios que, después
se supo, provocaron empleados de un estanciero.
Alguna vez y no hace mucho
escribà que “todos somos indios”, porque este aparato de poder trumpista global
no se detiene ante la vida: la aborta. Mata. Cada dÃa repiten que están
dispuestos al crimen y lo ejecutaron, lo ejecutan y lo ejecutarán. Hoy es Gaza
el ombligo simbólico de la ultraderecha global; es lo que tienen para mostrar.
Su showroom.
Ahà los tienen a Trump y
Netanyahu, planificando un resort de hiperlujo en tierras a las que estos
sátrapas llamarán “libre”. Los que sobrevivan pueden irse a otro lado, no son
tantos. Como no son tantos los indios para los qatarÃes que hacen su resort de
hiperlujo en RÃo Negro y que se han sumado a Lewis y a Benetton y a los vecinos
de Macri y Caputo en la avanzada colonizadora. La supresión de población
originaria debe haber figurado en alguna parte del contrato.
Estuvo circulando mucho y
trabajé con él está semana en los talleres de reflexión grupal, el artÃculo que
Siri Husvelt publicó originalmente en Le Monde, El fascismo
en Estados Unidos. Ella y su marido, Paul Auster, fueron fundadores del
grupo de Escritores contra Trump en su primer gobierno. En este artÃculo, Siri
habla en un tono seco, racional y conmocionante, de la resistencia
universitaria en EE.UU., porque es de una escala impensable. Hay clima
preexilio. Husvelt no descarta que haya que empezar a escribir en la
clandestinidad.
Reafirma, con fuentes y argumentos, su propia convicción de que lo que ha llegado ahora con Trump se llama fascismo.
Los Auster están muy vinculados a la Universidad de Columbia, a la que ya le han recortado miles de millones por haber permitido actos propalestinos en sus campus.
Husvelt no llega a hablar
de Harvard, que dÃas después de publicado el artÃculo, demandó penalmente a
Trump por el autoritarismo académico, que es anticonstitucional. Unos dÃas
antes, un centenar de graduados de Harvard rompieron en un acto sus diplomas,
en señal de repudio a la capitulación a la que amagaba la Universidad. La
presión fue grande y el giro terminó en un acto polÃtico enorme y explicativo:
la persecución académica más grande de su historia, y con derivados: Trump
mandó a detener a una jueza que falló a favor del derecho a la protesta
propalestina.
Se filtró una lista de 199
palabras consideradas “sospechosas” para que los supervisores que quiere poner
Trump en las universidades a evaluar los proyectos académicos lo consideren.
Palabras como “mujer”, “social”, “negro”, “género”. Quieren universidades de
varones heterosexuales blancos y perturbados, con complejos profundos que los
hacen odiar. Siri recuerda un discurso de Vance de 2021 llamado “El enemigo son
las universidades”.
Comencé la nota diciendo
que a los indios los están reventando. ¿A quién les van a importar ahora los
indios cuando todo es desbande, necesidad estomacal, náusea permanente? Al que
entienda de una vez que todos somos indios, que la recolonización se huele a sÃ
misma en su pecado original. Todos somos indios o palestinos.
El fascismo es esta vez la
nieve tóxica. Lo que toca cae, se pudre, se quiebra, se muere. Aquà y en dónde
se instale. El escenario dantesco que describe esta nota se choca con una luz
que se encendió para iluminar un sÃmbolo que viene de lo profundo de la cultura
popular argentina.
El héroe colectivo regresó,
después de una década de olvido. No hay otra, y no hay posibilidad de que la
haya.
Fuente: Página/12
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